5OCT 2020
Puedo hacer una vida casi normal
Categoría / Testimonio Por Ana María Rosales
Hola, soy Ana, hoy tengo 47 años y desde que yo recuerdo siempre tuve dolores, mis memorias más tempranas fueron como a los 6 años de edad donde me dolía el pecho y siempre con dolor de cabeza.
Yo no sabía que esto no era “normal”, porque nunca conocí otra vida sin dolor, paso el tiempo y como han pasado los años, he tenido diversos padecimientos, unos graves y otros “comunes”, pero fue hasta el 2018, en que viví dentro de mi vehículo un episodio de violencia que los dolores fueron más intensos que nunca antes.
Despertar para mi comenzó a ser terriblemente doloroso, al grado de no querer pisar por los intensos dolores en el pie, que se sienten como que pisas cuchillos, dificultad para incorporarme por rigidez intensa y con dolores distintos cada vez que cambian según la hora y el día.
Y además una inmensa fatiga que me impide hacer mi vida normal, así como una niebla mental que me impide en ocasiones pensar con claridad y olvidarme de los nombres de las cosas y objetos comunes.
Al sentir todo esto busque el apoyo de una asociación ya existente en la cual solo respondiendo un test y sin reumatólogo me diagnosticaron fibromialgia.
Motivo por el cual me puse a investigar, sobre todo porque únicamente me dieron una lista de terapias alternativas y me dijeron que así debía vivir.
Entonces empecé a buscar libros y un reumatólogo especializado, y me encontré en consulta con el Dr. Manuel Martínez Lavín quien es el autor del libro “Fibromialgia, el dolor incomprendido”, el me explico que en efecto mi diagnostico era fibromialgia y me recomendó asistir a terapia psicológica y me recomendó a la que es para mí la mejor Psicóloga y especialista en el tema la Doctora María Isabel Barrera V, quien cambio mi vida a través del conocimiento de la terapia cognitiva conductual y contextual.
¿Qué he aprendido?
La fibromialgia es una enfermedad crónica que no tiene hasta el momento cura.
Que debes entender que la ansiedad y la depresión es una consecuencia directa a la misma.
Que tus dolores jamás serán iguales de un momento a otro y van recorriendo lugares insospechados.
Lidiar con la falta de palabras y olvidos.
Aprender a darle espacio a mi cuerpo cuando se cansa aun no tenga motivos.
Entender que requiero y está bien apoyo psiquiátrico de por vida, así como apoyo psicológico.
Que debo buscar técnicas para mantener mi cuerpo alejado lo más posible del dolor.
Que mi vista un día puede ser perfecta y pasar 2 semanas sin poder enfocar y no para nada.
Que puedo hacer un vida “casi” normal siempre y cuando le de espacio a mi cuerpo para lo que necesita.
Mis vivencias y relación con esta enfermedad es lo que me impulso a crear un lugar para poder sentirnos apapachados y comprendidos; pero sobre todo tener una vida menos dolorosa para todos los que la padecemos.